lunes, 13 de abril de 2015

La potente emoción de volar solos en un avión Pampa por primera vez

Otros seis jóvenes oficiales completaron la primera parte del curso que hacen en la IV Brigada Aérea de Mendoza. Vino el jefe de esa fuerza, el brigadier Mario Callejo.



Seis pilotos que están especializándose en combate en nuestra provincia, cuna de la aviación argentina, volaron el miércoles solos por primera vez.

Tras concretar la vibrante experiencia, recibieron en la IV Brigada Aérea, el “bautismo” a base de todas esas costumbres que conforman los códigos de la aviación, entre ellas la tradicional “manteada” con la que los compañeros de los nuevos tenientes los elevan al cielo, una y otra vez, en una manta.

También recibieron los diplomas, escudos y pañuelos que los acreditan como aviadores de la Fuerza Aérea Argentina.

Los oficiales aviadores que alcanzaron la primera parte del curso (la segunda será a fin de año cuando se reciban) fueron Carlos Celis, Martín Elías, Serafín Sorol, Diego Fernández, Andrés Croatto y José Foresi, de entre 22 y 27 años.

Como inicio protocolar de la ceremonia, uno de ellos, Carlos Celis, un instructor y el jefe de la unidad, brigadier Xavier Isaac, arrancaron planeando los IA-63 Pampa II, avión de entrenamiento biplaza, y dibujaron piruetas en el aire.

Durante el festejo también estuvieron el jefe de la Fuerza Aérea, Mario Callejo; brigadieres de todo el país, la banda militar, y agregados aéreos de cuatro países: Gran Bretaña, Alemania, Paraguay y Panamá.



Escuadrón Pampa
En 1988 surgió el Escuadrón IA-63 Pampa, luego de que la IV Brigada Aérea recibiera los tres primeros aviones de su serie para remplazar los Morane Saulnier de origen francés utilizados por los galos al principio de la Segunda Guerra.

Seis años después, en 1994, egresaron los primeros pilotos de caza instruidos en ambos sistemas, y desde 1998 la instrucción aérea de combate fue concentrada sólo en este Escuadrón de los Pampa.

En 2007, la aviónica –sistema eléctrico de la aeronave– fue modernizada, dando paso a la llamada Serie 2. Los cambios significaron un sistema integrado de navegación, comunicación y armamento de punta que, junto con un control con manos sobre los mandos, lograron crear un ambiente de cabina similar al de un avión de combate de última generación, que permite misiones tácticas: simuladas o reales.

En 2012 se cambió el motor por uno de mayor performance que conserva facilidad de mantenimiento y posee características que lo hace una de las piezas más avanzadas del mundo.

La construcción y el ensamblaje se hacen en la Fábrica de Aviones de Argentina (Fadea), ubicada en la provincia de Córdoba.
Estudiosos de los aires
La Fuerza Aérea argentina tiene su Escuela de Aviación Militar en Córdoba, a seis kilómetros de la capital. Allí llegan todos los aspirantes a brigadieres del país, quienes se transforman en cadetes y se preparan durante cuatro años para obtener la licenciatura en conducción de recursos aeroespaciales para la defensa nacional.

Una vez finalizada la carrera en la centenaria Escuela, pueden especializarse, entre otras disciplinas, en pilotos de transporte, de helicópteros y de combate, esta última, en la IV Brigada de Mendoza, uno de los centros de la aviación nacional.



"La sensación es de felicidad. Estar familiarizados con el avión y que el reconocimiento sea formal después de 9 años de formación es alegría” (Carlos Celis, teniente que voló solo por primera vez)



"El vuelo solo, como se dice, es una tradición que se les hace a los alumnos que planean sin instructor por primera vez” (Javier Galván, 38 años, instructor de la IV Brigada).

fuente: Julián Vinacour, vinacour.julian@diariouno.net.ar via Carlos Zalazar corresponsal de Espejo Aeronautico


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